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Nordic Culture Trip: Coastline seminar







Entre el 15 y 17 mayo teníamos el segundo y último viaje del curso Nordic Culture. Fuimos a Loftahammar (Västervik, Kalmar), una pequeña localidad compuesta por muchísimas islas y con menos de 500 habitantes, si bien en verano la cantidad asciende a 25000, todos turistas suecos (uno de cada cinco suecos tiene una casa en la playa) y con barquitos propios.

































Tuvimos visitas a museos rurales, así como paseos a través de la zona tanto andando como en barquito. Y las clases que recibimos fueron en la naturaleza:














Estuvimos pescando con el último pescador de la zona, un hombre mayor y a punto de jubilarse. En mi barquito estábamos el pescador, Karin, Diane, Claire y yo. Todos agarrados a donde podíamos para no caernos, ya que el barco se movía en exceso debido al fuerte oleaje. Y mientras tanto el animal del pescador, que no sabe nadar, saltando y dando trotes por el barquito, poniendo la red, dirigiendo el barco, etc. Según contó, llevaba desde los 7 años trabajando y toda la tradición y el conocimiento adquirido durante generaciones en el arte de pescar se perdería.




























Uno de los días fuimos a cenar al restaurante del encargado de preparar la cena de los Nobel. En mayo se traslada a la zona de vacaciones, compaginando éstas con un restaurante que tiene en una mini-isla. He de decir que nos pusimos hasta arriba de salmón preparado de mil formas distintas.




































También tuvimos fikas (para variar, cada dos horas parada para tomar té, café y galletitas) y lecciones durante los paseos. Por ejemplo, nos comentaron sobre el problema de la contaminación del Báltico y de cómo la situación había mejorado gracias a los esfuerzos de los pescadores y granjeros, y al Estado sueco que estaba liderando la recuperación del Báltico y empujando a países como Estonia, Letonia y Lituania a contaminar menos.






















Nos explicaron qué plantas y frutos de árboles comer y cuáles no por ser alucinógenos (¡!).
















Sabemos por la pintura amarilla de la casa de la derecha que los dueños eran ricos ya que podían permitirse ese color. Las casas de la izquierda son las típicas suecas: rojo, con los bordes de las ventanas y puertas blancos así como las esquinas.


El pescador nos contó un par de historias. Hacía muchísimos años, su padre (o abuelo, no recuerdo bien) tenía vacas en las mini-islas. Un día descubrió que las vacas no estaban y que habían desaparecido. Se puso a buscar isla por isla hasta que las descubrió en una de ellas. Las vacas habían nadado a otra isla. Así y durante mucho tiempo, las vacas iban cambiando sus islitas. Lo curioso, añadía, era que nunca fueron a Suecia (entendiendo Suecia como la parte de tierra, sin islas) a pesar de que entre una islita y la tierra principal había unos escasos 10 metros. Eran conocidas como las vacas nadadoras. Y la otra historia iba sobre un barco cuyos anclas se rompieron, niebla espesísima que no dejaba ver lo que había varios metros más allá, nieve y un héroe que se lanzó nadando desde una isla a recoger a los náufragos atándose una cuerda a la cintura. Entró en su barquito y los condujo a una islita cercana... pero hacía tanto frío que él no resistió. Una finlandesa mantuvo al resto andando las 24h siguientes para no quedar congelados.



El último día nos llevaron a ver la estación de salvamento de la región. Mantenida por todos los miembros de la organización (todos aquellos con barquito y que pagan una cuota anual). Los trabajadores son voluntarios cuya única propina es la satisfacción de haber ayudado a otras personas. Nos montaron de dos en dos en su barco estrella y nos dieron una vuelta a toda velocidad.











Y dejo de escribir que se está alargando mucho

PD: Cómo se nota que con tanto trabajo paso más tiempo en casa...

2 comentarios:

Carlos dijo...

Qué tal Pepe?
Simplemente quería escribirte para darte ánimos para el periodo post-Erasmus (supongo que ya te quedará poco por Linköping). Mucha gente hemos pasado por ahí, pero al final quedan las cosas buenas. Además, para ti será más fácil porque en septiembre te vas a Canadá.
Un saludo.

Pepe dijo...

Gracias tío. No sé, cada día que pasa tenemos más bajas. Se nota que ya no es lo mismo. Seguimos con barbacoas casi cada día, con fikas de despedida, etc.

El post-Erasmus será duro, porque nada más llegar tengo los exámenes (y hasta el 7 de julio). Pero bueno ya te contaré.

Gracias por escribir.

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