Glassworks and real mooses (I)

La fábrica de cristales. Ése era nuestro primer destino. Tras él, iríamos a la reserva de (cuatro o cinco) alces.

El autobús salía de Linkoping a las 08:00. Yo llegué a las 8.02 y fui el quinto por la cola. 1 minuto más tarde llegó una alemana, seguida de Jose. A las 08.05, con las monitoras suecas tirándose de los pelos, llegaron Lucía y María corriendo, que se habían quedado dormidas debido a la fiesta de horas antes.

Tras 3 horas de viaje y con Jose dando cabecitas sobre mi hombro, por fin paramos en la fábrica de cristales.



Allí nos recibió una guía (bastante bonita) que nos dio la bienvenida y nos explicó cómo se hacían los cristales. La gente dejó de hacerle fotos a los cristales para hacerle las fotos a ella (sí, estaba de muy buen ver).

Lo más reseñable de allí fue, aparte de la guía, el "taller" de los cristales y las exposiciones de cristales que había. Quizás para un estudiante aquello no era gran cosa, pero cualquier madre habría disfrutado de aquel lugar de lo lindo. El sitio está hecho para las madres y no para los estudiantes. Todo lleno de cristalitos de todos los colores, de todas las formas posibles... vamos, las tonterías que gustan a las madres de poner en los rincones. Ahí van las fotos. Por cierto, una de ellas tiene unos osos dentro -no sé si se verán bien-.








Por supuesto, también hubo tiempo para tomar un pequeño y rápido desayuno, que para las chicas fue un cargamento de cafés. Ésta vaquita era la mascota de la cafetería



Arriba: Axel y Max (Alemania), Jose y María (España)
Abajo: Carmen (Rumanía) y Lucía (España).
Ojo, aparte de Olli, faltaba María que no sabíamos donde se había metido.

Sí, Max está siempre con las hormonas por las nubes


Respecto a cómo se moldeaban y creaban las figuras de cristal, dejo un vídeo y fotos para aquél que no pueda ver los vídeos. Estuvimos más de media hora mirando como bobos cómo el hombre moldeaba el cristal como si fuera plastilina. A veces parecía que iba a ser un vaso, otras veces una copa...¿qué sería?







El resultado final



Tras ello, nos montamos en el autobus, que ahora nos llevaría hasta la reserva de alces, no sin antes tener otro percance con los españoles y la puntualidad, que será contado en la segunda parte del viaje junto con todo lo referente a la reserva de los animalitos, pero como es tarde y mañana tengo que madrugar para hacer la colada debido a que me estoy quedando sin calzoncillos, mañana continuaré. Otro día también escribiré sobre el arte de hacer la colada en Linkoping.

...continuará